Imagen obtenida mediante 16 tomas apiladas, modo RAW, con Canon 350 Rebel XT en foco primario con Telescopio Hokenn150750 por Carlos Di Nallo del blog ALPHA CENTAURI
La Luna es un cuerpo sólido de forma esférica, con un diámetro de unos 3.400 km (que corresponde a una cuarta parte del diámetro terrestre), y con una densidad similar a la de las capas externas de la corteza de la Tierra.
A simple vista, en su superficie se distinguen zonas claras y otras oscuras; con binoculares o con un pequeño telescopio, las regiones oscuras se ven lisas y sugieren haber sido cubiertas por material volcánico, hoy ya solidificado. Son las denominadas marias. Las zonas claras, en cambio, aparecen cubiertas casi en su totalidad por cráteres, que se suponen de impacto. Se aprecian cráteres de una gran variedad de tamaños, inclusive unos superpuestos sobre otros, en número realmente enorme. Uno de los mayores es el bautizado Clavius, de 200 km de diámetro; sin embargo, los más frecuentes son de unos 20 km a 30 km de diámetro. Como consecuencia de la ausencia de erosión en la Luna, los cráteres se conservan tal como cuando se formaron. Un hecho interesante que han mostrado los satélites artificiales que han circundado la Luna, es que la cara no visible aparece cubierta de cráteres, no presentando regiones lisas como los marias.
También hay cadenas de montañas en la cara visible, algunas bastante elevadas (como las terrestres) que se ubican hacia los bordes exteriores de las zonas planas.
El color del suelo lunar depende mucho del ángulo de incidencia de los rayos solares sobre su superficie. En realidad, la Luna es bastante oscura según ha sido confirmado por los astronautas, además de las imágenes recogidas por las diferentes naves que la sobrevolaron. Objetivamente, el color de la Luna es de un amarillo oscuro, similar al de la arena húmeda; el hecho de que la veamos a simple vista tan clara y brillante, se debe sólo al contraste de su brillo con el fondo oscuro del cielo que la rodea.
Los colores representan las variaciones de la composición de la superficie lunar. La mayor diferencia se da entre los amarillos que caracterizan las elevaciones y montañas lunares y los azules y marrones representativos de las grandes depresiones o mares. La regiones azules más oscuras poseen basaltos muy ricos en metales, principalmente Titanio (>7%) y Hierro (>15%). Las zonas moradas caracterizan a coladas de lava con contenidos medios de Titanio ligeramente inferiores (>3%). Las zonas pobres en estos metales son de color marrón. De los principales cráteres: Tycho, Stevinius, Thales, Anaxágoras parten estructuras radiales producidas por la eyección de materia en los impactos que formaron los cráteres.
Esta foto es el resultado de 25 tomas en modo RAW, ISO100, velocidad de obturacion 1/640.
Apiladas con Registax 5 - Forzado de saturacion con Photoshop.Canon 350 Rebel XT en foco primario en telescopio Hokenn 150/750 obtenidas por Carlos Di Nallo y publicadas originalmente en su blog ALPHA CENTAURI.
La mayoría de las piedras lunares recogidas por los astronautas son negras, aunque se han percibido otras de color amarillo, blancas y también marrones. Respecto a su naturaleza, el estudio de las piedras indican diferencias notables respecto de la composición de las muestras terrestres, aunque su edad es similar a las más antiguas rocas terrestres.
La Luna no posee atmósfera. Una consecuencia llamativa de ello es que la línea que en su superficie separa la región iluminada de la oscura (llamada terminador) es perfectamente nítida (así se aprecia desde la Tierra). Si tuviera atmósfera el terminador sería borroso, y mostraría un ligero resplandor como el que se observa en los crepúsculos terrestres.
La ausencia de una atmósfera en la Luna es consecuencia de que su masa es menor que la terrestre, y en consecuencia su atracción gravitatoria no alcanza la fuerza suficiente para retener los gases que componen la atmósfera lunar. Si alguna vez existió una atmósfera en la Luna, hace muchísimo tiempo que se disipó en el espacio.
La Luna no posee atmósfera. Una consecuencia llamativa de ello es que la línea que en su superficie separa la región iluminada de la oscura (llamada terminador) es perfectamente nítida (así se aprecia desde la Tierra). Si tuviera atmósfera el terminador sería borroso, y mostraría un ligero resplandor como el que se observa en los crepúsculos terrestres.
La ausencia de una atmósfera en la Luna es consecuencia de que su masa es menor que la terrestre, y en consecuencia su atracción gravitatoria no alcanza la fuerza suficiente para retener los gases que componen la atmósfera lunar. Si alguna vez existió una atmósfera en la Luna, hace muchísimo tiempo que se disipó en el espacio.
Foto obtenida por Carlos Di Nallo y publicada originalmente en su blog ALPHA CENTAURI.
La claridad resultante de la falta de una atmósfera sobre la misma, permite fotografías de tan alta calidad como las que presentamos en esta entrada.
Para ver las fotos originales click sobre las fotos.
"los religiosos son los primeros que no creen en Dios, por eso la Inquisición, por eso abusan de los inocentes, por eso engañan a los tontos y por eso compran a las gentes (Galileo Galilei)"... ES VERDAD QUE LA RELIGIÓN ES MENTIRA